Lo que no dijeron las noticias


Soñadas vacaciones salpicadas por el horror (Parte III ) 



En la segunda parte de este relato comenté que los pastores y misioneros bautistas y metodistas libres de Santiago estaban consternados. A si mismo un grupo de jóvenes cristianos, provenientes de diferentes estados y universidades norteamericanas que venían cada año a perfeccionar su español. Manifestaban el deseo de regresar cuanto antes a su país.

Por parte de nuestra familia  la prima Miladys quién planeaba pasar dos meses vacacionando con nosotros decidió marcharse al transcurrir solo un mes de haber llegado. Aprovechó la presencia de una tía materna que había venido de Nueva York y se marchaba en agosto.

La vida siguió su curso mi hermana y yo tratamos de volver a ser las niñas que siempre fuimos durante nuestro tiempo de verano, poniendo a volar nuestra imaginación ahora perturbada por el miedo a lo desconocido. ¿Por qué mataron a Paul y Nancy? ¿Por qué no dieron parte a la embajada de Estados Unidos y a las autoridades de su iglesia en Missouri? ¿ O simplemente a la policía de Santiago de que los amenazaban de muerte?

Quienes los mataron dejaron unos días antes tres cruces hechas con detergente, envenenaron a su perro y de seguro hubo una ‘‘advertencia’’ pues Paul expresó dos días antes de morir en casa de unas amigas comunes al ver unas hermosas flores: ‘‘Quizás son para mí’’ .

Los asesinos iban tras los dólares que el pastor bautista había declarado en aduanas al llegar al país.   ¿Se creyeron los Potter capaces de enfrentar sin ayuda a estos delincuentes? Al menos gracias a Dios enviaron a sus niños David y Susan a dormir en casa de unos vecinos cercanos. Es decir que estaban conscientes de que esa noche sería decisiva.

Más o menos un años después algunas personas afirmaban que gente con mucho poder que habita en Santiago tuvo implicación directa con este crimen.




¿Qué habrá sido de sus hijos? ¿Que clase de pensamientos acudirán a su mente cuando piensan en nuestro país? ¿Estarán vivos aún? Si es así rogamos a Dios que hayan podido superar el dolor de esa tragedia, aunque es muy difícil porque al recordar aquel episodio todavía mi hermana y yo nos sentimos muy trastornadas.



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